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Si te digo la verdad yo no recuerdo haber vivido un campamento mamá. Yo se que mi madre me contaba cuentos cuando era muy pequeña, pero no tengo muchos recuerdos de eso. Lo que sorprendentemente sí recuerdo como a modo “fogonazo” es estar viendo Luz de luna en la cama de mis padres y no querer irme a la cama por estar viéndolo..

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Sobre todo recuerdo las charlas con mi abuela en su cama antes de dormir. Ponía la radio y yo le hacía mil preguntas sobre todo lo que se me ocurría, desde chorradas hasta preguntas existenciales..

M/

Ahora con mis hijas sí que tengo más esos momentos del campamento mamá, de hecho ahora de adolescentes más incluso que cuando eran pequeñas. A Manuela en concreto lo que más le gusta es dormir conmigo. Cuando mi marido no está en casa o a ella le duele algo o está nerviosa, siempre dormimos juntas. Yo cuando tengo insomnio también me gusta mucho irme a dormir con ella. Lo de contarnos intimidades abrazadas, que suena como muy idílico, nosotras de verdad lo vivimos mucho..

T/

Por más que pueda sonar a cliché, no hay nada más bonito en el mundo que despertarse con la sonrisa de tus hijos y jugar un rato antes de levantarnos. Tengo mucha suerte porque me encanta desayunar en la cama y mi marido nos prepara el desayuno los fines de semana. Ese momento de estar los cuatro juntos es mi favorito..

M/

Yo creo que ha influido bastante, necesitamos estos momentos de tranquilidad y es una costumbre que hace que se afiancen este tipo de vínculos. Ahora que ellas son adolescentes yo creo que en parte han sido estos momentos los que han hecho que tengamos un relación de confianza y mucho gusto por estar juntas. Se ha creado un vínculo muy muy bonito..

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Creo que nos ha hecho más conscientes de la crianza y lo importante que es el contacto físico, que se sientan escuchados, queridos..